Gran filósofo. Octavio Paz decía que aprendió a pensar leyendo a Ortega y Gasset. Porque a pensar se aprende, y aquí se ilustra muy bien ese punto; pues el ensayo alerta sobre los peligros de leer demasiado. No de leer mal, sino de leer en cantidad. De la comodidad de recibir y recibir, sin esfuerzo, todas las ideas almacenadas en los libros. Comodidad que nos acostumbra a no pensar por nuestra cuenta, a recibir las ideas por inercia, a entenderlas a medias y reproducirlas pobremente. Mejor dicho. El libro funciona como un jalón de orejas para los que leen mucho y piensan poco. O sea, nosotros. Cinco estrellas sin pensarlo. Ja!
martes, 29 de septiembre de 2015
Misión del bibliotecario de Ortega y Gasset
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